Y yo que hasta ayer sólo fui un holgazán,
y hoy soy el guardián de sus sueños de amor,
la quiero a morir.

Podéis destrozar todo aquello que veis,
porque ella de un soplo lo vuelve a crear,
como si nada, como si nada,
la quiero a morir.

Ella borra las horas de cada reloj,
y me enseña a pintar transparente el dolor
con su sonrisa.
Y levanta una torre desde el cielo hasta aquí,
y me cose unas alas y me ayuda a subir
a toda prisa, a toda prisa,
la quiero a morir.

Conoce bien cada guerra,
cada herida, cada ser.
Conoce bien cada guerra
de la vida, y del amor también.

Me dibuja un paisaje y me lo hace vivir,
y en un bosque de lápiz se apodera de mí,
la quiero a morir.
Y me atrapa en un lazo que no aprieta jamás,
como un hilo de seda que no puedo soltar,
no puedo soltar, no quiero soltar,
la quiero a morir.
Cuando trepo a sus ojos me enfrento al mar,
dos espejos de agua encerrada en cristal,
la quiero a morir.
Sólo puedo sentarme, sólo puedo charlar,
sólo puedo enredarme, sólo puedo aceptar
ser sólo suyo, tan sólo suyo,
la quiero a morir.

Conoce bien cada guerra,
cada herida, cada ser.
Conoce bien cada guerra
de la vida, y del amor también.

Y yo que hasta ayer sólo fui un holgazán,
y hoy soy el guardián de sus sueños de amor,
la quiero a morir.
Podéis destrozar todo aquello que veis,
porque ella de un soplo lo vuelve a crear,
como si nada, como si nada,
la quiero a morir.

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